El retorno de David Rivera
El comentario de Roberto Rodríguez Tejera
El retorno del ex congresista David Rivera a la vida política me hizo recordar la famosa entrevista donde Richard Nixon, respondiendo a una pregunta del entrevistador, respondió diciendo: “I’m not a crook”, o sea, “yo no soy un delincuente”
El Sr Rivera, hasta este momento, al igual que Nixon en el momento que pronunció esa frase que se haría famosa, no ha sido condenado, ni encausado criminalmente; por lo tanto, con todo derecho puede decir; “ I’m not a crook.
A lo que no puede, ni debe aspirar el Sr. Rivera, es a que los periodistas no le preguntemos si realmente ha delinquido o no. La pregunta, le guste o no, al Sr. Rivera, es obligada. La conducta pasada y reciente del Sr Rivera, obliga a formular esa pregunta a cualquier periodista que se respete, tantas veces como fuere necesario. Solo así el ex congresista pudiera tratar de comenzar a limpiar su nombre y tratar de despejar las legítimas dudas que existen acerca de su honradez.
Entre muchos otros cuestionamientos legales, el Sr Rivera está en la obligación de aclarar, los 52 cargos criminales por los cuales la Fiscalía Estatal estuvo a punto de encausarlo. No lo hicieron, y cito fuentes de la misma Fiscalía, porque el estatuto de limitación entró en vigor. Cuando el Sr Rivera dice que nunca lo han investigado, miente simple y llanamente. Él sabe que miente.
Que el Sr Rivera no quiera hablar de estos y otros temas, es entendible. Lo entiendo. Es vergonzoso y difícil explicar su relación con comunistas nicaragüenses; porque entraba y salía de Nicaragua a través de la frontera de Costa Rica en lugar del Aeropuerto de Managua, y, más difícil todavía, explicar cómo fue que convenció a los dueños del Canódromo de Flagler para que le pagaran a su mamá y a la amiga de ésta casi un millón de dólares para manejarles una campaña política.
El Sr Rivera, como Nixon, puede decir: I’m not a crook”, por supuesto que lo puede decir las veces que quiera, pero eso no lo exime de tener que contestar las legítimas preguntas que cualquier periodista con sentido del profesionalismo le tienen que hacer. Es más, él puede decir lo que quiera en un comercial o en un espacio pagado, y usted puede creerle o no creerle; ese es el derecho suyo y el de él. Pero, lo que no puede dejar de hacer un periodista que se respete es confrontarlo cuando miente, cuando calumnia y cuando difama. Eso no es libertad de expresión, eso es cobardía. Cobardía de gente que está en los medios de comunicación hispanos y que disfrazados de periodistas le han hecho un gran daño al periodismo en español en esta ciudad.
Un periodista que se respete no le puede aceptar, ni al Sr Rivera, ni a nadie, que le diga lo que tiene que preguntar, que conteste lo que le da la gana, y que termine lanzando peligrosas e infundadas acusaciones sin ser confrontado. Eso no puede ni debe ser aceptado por ningún medio y menos aún por alguien que se llame periodista.
La estrategia del Sr Rivera, hasta ahora, ha sido dar entrevistas en español solamente. Se presenta como víctima de una conspiración demócrata, acusa a Joe Garcia de agente del gobierno cubano y termina acusando a The Miami Herald de inventar todo lo que se dice en su contra. Después, se niega a contestar ninguna pregunta que no tenga que ver directamente con lo acaba de decir. Además sermonea a los periodistas en el aire y les dice lo que pueden y lo que no pueden preguntarle.
Cuando Rivera lanza todas esas acusaciones, se niega a contestar preguntas, y, al final, ni siquiera es retado por el presentador del programa, y esto sucede solo en español, más que un espectáculo, la farsa se convierte en una gran tragedia para todos aquellos que tratamos de hacer un periodismo digno, honrado y profesional en idioma castellano.
El Sr Rivera, lamentable, ha expuesto un serio problema que tenemos en el periodismo en español que practicamos en esta ciudad. Ojalá esto nos sirva de alerta a todos y nos demos cuenta de que, además de nuestra credibilidad, está en juego nuestra integridad. Miami necesita de periodistas, que no sean alabarderos, hala-levas, corruptos y sumisos.
La mesa esta puesta Sr Rivera. Usted nos pone a prueba a todos. Aquí, Sr Rivera, puede venir cuando quiera. La mesa está servida. A mi lado, estará el Sr Caputo, colega periodista de The Miami Herald, porque cuando usted ataca a un colega por hacer bien su labor, nos ataca a todos los periodistas. No importa la relación que tengamos y si hacemos nuestro trabajo en español o en inglés.
Por eso Sr Rivera, la mesa esta puesta. El Sr Caputo y yo le esperamos. Acepte la invitación. Aquí esta Prohibido Callarse. Al que le venga el sayo que se lo ponga, de lo contrario, que se quede como está ahora…. desnudo ante los ojos de un público que cada día es más crítico y más exigente.